Invertir en cultura de la salud y el bienestar es también misión de las políticas empresariales: descubre estas diez acciones para ubicar a tu organización en un referente social. 

Tras la experiencia mundial del COVID-19, el impacto en la salud de la acción empresarial ha alcanzado un nivel hasta ahora nunca visto. El espacio empresarial se muestra así como un efectivo agente para dar cumplimiento al Objetivo de Desarrollo Sostenible ODS 3, salud y bienestar, desde la contribución del sector privado.

“Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”, es el mandato de Naciones Unidas. Un objetivo más realista desde la colaboración público-privada, pero, ¿qué debe hacer la empresa para avanzar en su cumplimiento?

“Adoptar un modelo avanzado de salud en el trabajo basado en tres ejes: la seguridad, la promoción de la salud y el retorno al trabajo”, explica Carlos Arranz. Para el director del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, esta práctica propicia un tejido económico seguro, saludable, sostenible y solidario, implicando un avance en los tres ejes de la agenda ESG: respeto del medio ambiente, compromiso social y ética en el gobierno”.

Así lo explica en el informe Salud y Bienestar 2030: Explorando el alcance de la huella de salud en las empresas, de Forética, organización especializada en sostenibilidad y responsabilidad social empresarial. Como señaló Germán Granda, director general de Forética, en la presentación de este estudio: “La acción empresarial debe trabajar para mejorar sus impactos en la salud y el bienestar de sus grupos de interés, actuando para aumentar la ambición en sus objetivos, acelerar la acción para conseguir los mejores resultados y ampliar sus alianzas”.

Y su propuesta se centra en alinearse con las cinco tendencias mundiales de salud y bienestar en la empresa.

Cinco tendencias en la huella saludable de la empresa

Tomando como referencia la iniciativa One Health, liderada por la Organización Mundial de la Salud, la acción empresarial en esta área debe trabajar en torno a cinco objetivos:

1. Salud mental. Trabajando desde la prevención y la promoción del equilibrio emocional. Para ello se deben crear estrategias y acciones de formación, sensibilización y empoderamiento del bienestar, la inteligencia y el control emocional.
2. Salud social. Para contribuir a superar esa brecha de 18 años que aún separa la esperanza de vida entre los países de ingresos altos y bajos. Para ello se debe priorizar la acción empresarial en cada área que favorezca la salud y el bienestar social. Un capítulo donde se significa la importancia del envejecimiento activo.
3. Salud ambiental. Frente a la amenaza del cambio climático para el bienestar humano, la empresa y su acción deben convertirse en valedora de espacios saludables, resilientes e inclusivos.
4. Salud laboral. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que unos 2,78 millones de empleados mueren por accidente o enfermedad laboral. Otros 374 millones sufren accidentes no mortales. Datos que ejemplifican que el futuro del trabajo pasa por el cuidado de los empleados, creando espacios saludables, seguros y adaptados.
5. Salud colaborativa. Como quinta tendencia, un punto que insiste en las virtudes del acceso universal a la atención médica. Su democratización también pasa por la promoción de la educación y la alfabetización sanitaria, por la promoción del consumidor consciente y el autocuidado de las personas.

Diez áreas para que las empresas cuiden de la salud

En su informe, Forética incluye hasta diez recomendaciones concretas. Misión del consejo de administración es adaptarlas para que sus organizaciones cuiden de la salud y bienestar de todos sus grupos de interés, y del conjunto de la sociedad y su entorno:

1. Innovar y reequilibrar las carteras de productos para apoyar estilos de vida y dietas saludables y, al mismo tiempo, alejarse de ofertas adictivas y nocivas.
2. Influir en el comportamiento de los consumidores con miras a estilos de vida más saludables a través de actividades de marketing, campañas informativas y plataformas de educación colaborativas
3. Transformar los modelos de negocio para afrontar la contaminación atmosférica, particularmente en entornos urbanos altamente industrializados y densamente poblados.
4. Implementar programas que aseguren los máximos estándares de salud, seguridad y bienestar para los empleados –incluyendo la salud mental– en todas las operaciones y cadenas de valor globales y, al mismo tiempo, expandir el acceso a servicios preventivos básicos en los lugares de empleo.
5. Apoyar los esfuerzos por resguardar la biodiversidad y erradicar la conversión de hábitats silvestres para evitar la futura propagación de enfermedades zoonóticas.
6. Colaborar con los gobiernos y organizaciones intergubernamentales para invertir en sistemas que generen la resiliencia de los sistemas de salud internacionales, con el fin de responder a las pandemias y otros riesgos de salud.
7. Colaborar con quienes formulan las políticas, con el objetivo de establecer normas y directrices claras para defender la privacidad de los datos, siempre en el contexto de un sistema de salud digital en evolución.
8. Desarrollar nuevas tecnologías accesibles que mejoren la capacidad de prevenir, diagnosticar y tratar las enfermedades, con enfoque en asegurar el acceso a la salud en mercados de ingresos medios y bajos.
9. Colaborar con los gobiernos y otras partes interesadas para erradicar la resistencia a los antimicrobianos a causa del mal uso de tratamientos antibióticos. E invertir en nuevos antibióticos para asegurar su eficacia constante en el tratamiento de las infecciones.
10. Remodelar en su esencia las percepciones de los límites del sistema de salud, subrayando la importancia de estilos de vida saludables y la colaboración intersectorial. Trabajar para entender y considerar el valor real de las externalidades (contaminación del aire o del agua, por ejemplo) que tienen impacto en la salud.