Desayuno Canal CEO: La importancia de definir el propósito corporativo.
El subdirector general de Negocio, Marketing y Comunicación de la Mutualidad de la Abogacía, José María Palomares, ha participado en los Desayunos de Canal CEO donde ha destacado la importancia del propósito como motor personal, empresarial y social.
“El propósito es la razón de ser de una empresa”, ha manifestado José María Palomares durante su participación en el Desayuno Canal CEO dedicado al propósito empresarial, un motor que “sirve para transformar a las personas y a las organizaciones”. Un encuentro que se ha celebrado en La Salle Barcelona y ha contado, además de con Mutualidad de la Abogacía, con la colaboración de Nacex, Number16 School y Harvard Deusto.
Enciende tu propósito
José María Palomares utiliza la expresión “enciende tu propósito” para referirse a “ser capaces de conectar nuestro propósito personal con nuestro contexto profesional”. El propósito es la razón de la existencia de una empresa, “se podría decir que es la pieza fundamental que da sentido a una organización y la convierte en un proyecto transformador de la sociedad”.
Es importante encontrar puntos de intersección y de alineamiento entre los propósitos personales y corporativos. Palomares reconoce que en este aspecto “las organizaciones están haciendo un gran esfuerzo para encontrar su propósito, -algo muy de moda ahora-, pero no deben olvidarse de que los protagonistas son, en primer lugar, los propios profesionales y, en segundo lugar, los clientes” y añade: “Se suelen hacer ejercicios muy endogámicos en las empresas a nivel de dirección o de marketing para que la organización tenga un propósito, pero luego es muy difícil que encaje o conecte con las personas y con los propios clientes”.
«El gran reto es alinear nuestro propósito personal con el de la organización para la que trabajamos.»
Lo importante, para José María Palomares, es cómo conectamos con nuestro propósito personal, la razón por la que nos levantamos por las mañanas, y así poder aportar valor a las organizaciones. Porque el propósito es importante para la felicidad y también para la productividad de un proyecto: “En el caso de un emprendedor es relativamente sencillo encontrar esa conexión, pero cuando hablamos de personas que trabajan para grandes organizaciones de las que, muchas veces, desconocen su propósito o con el que no están alineados, ahí está el gran reto”.
¿Cómo hacer que el propósito empresarial conecte con el de las personas en una organización?
Lo primero es rebajando expectativas, “tenemos que ser muy realistas respecto a lo que somos capaces de hacer y, segundo punto, “implicando a los profesionales o construyendo el propósito desde las propias personas que componen la organización. Cuando se trabaja desde la implicación y la colaboración de todos, acaban saliendo propósitos muy potentes”. Y sin olvidarnos de otros colectivos o grupos de interés, “no es lo mismo una empresa comercial, que una institución pública o una ONG. Hay que pensar cuál es nuestro beneficiario en términos de imparto social o en términos corporativos, cuál es nuestro cliente”, puntualiza.
José María cuenta la experiencia de Mutualidad de la Abogacía: “Nosotros lo estamos haciendo así y hay mucha una unanimidad del 80% con el contenido básico del propósito en el que estamos trabajando en nuestra organización, solo tenemos desacuerdos en pequeños matices”. Mutualidad Abogacía es la quinta institución española por volumen de ahorro gestionado en torno de los 10.000 millones de euros “pero de lo que estamos orgullosos es que en el top 10 de las organizaciones que se dedican a esto somos la única sin ánimo de lucro que no está vinculada a ninguna multinacional ni a ningún grupo bancario. Estamos demostrando que se pueden hacer las cosas de otra manera, formamos parte de la economía social y ofrecemos previsión social desde el modelo del mutualismo que, por cierto, está muy conectado con el concepto de propósito”.
La pandemia como revulsivo
En momentos de incertidumbre, el propósito tiene que adaptarse a los tiempos, “es algo así como el ADN corporativo. No veo ningún problema en modelar el propósito siempre que se haga de una forma genuina, desde la autenticidad y que se comparta y se involucre a los distintos actores en él”, puntualiza.
“Echemos la vista atrás dos años y pensemos como muchas organizaciones han sobrevivido a la pandemia y han sido capaces de construir un relato más auténtico en un momento en que todos lo estábamos pasando mal y han encontrado el motivo para salir mejores y también su propósito”. El subdirector general de Negocio, Marketing y Comunicación de Mutualidad de la Abogacía cree que la pandemia ha supuesto un punto de inflexión para muchas personas “porque han encontrado un sentido a lo que estaban haciendo, y profesionales que ya parecían buenos, de repente, han brillado y se han convertido en motores de cambio”.
Y encontrar el propósito particular de cada uno es sencillo. “Solo hace falta pensar en lo que nos gusta, en las cosas que nos hacen sentir bien, e intentar encajar esas respuestas personales en la empresa. Es cierto que a veces es muy difícil encajar nuestro propósito personal con el de una petroquímica o una cementera, pero se puede conectar nuestro propósito personal con nuestra labor profesional dentro de la organización”, explica.
En algunas personas, según la propia experiencia de José María Palomares, el propósito se define con la edad ¿Qué pasa con los jóvenes entonces? “No digo que los jóvenes no tengan propósito, pero muchos están en proceso de encontrarlo y es necesario darles su tiempo. Madurar nos aporta perspectiva, conocimiento, reconocimiento y se empieza a encontrar sentido a ciertas cosas”, asegura.
Para liderar desde el propósito hay que tener en cuenta tres elementos fundamentales: escuchar, influir y comunicar
Para liderar con propósito tenemos que entender qué significa liderar para cada uno de nosotros, “para mí liderar es hacer crecer a la gente, así de sencillo”, afirma y para conseguirlo enumera tres elementos fundamentales: Primero: la escucha, “escuchar e interpretar las señales que nos llegan”. Segundo, la influencia: “Difícilmente vas a poder alinear a tu equipo con la estrategia de una organización si no tienes esa capacidad para explicar cuál es la aportación de valor de las distintas personas que trabajan en el equipo y movilizarlos hacia la acción”. Y, en tercer lugar, la comunicación: liderar es comunicar y comunicar es liderar y hacerlo con eficacia y con un propósito para que ocurran cosas.
Ejercer un liderazgo comprometido es encontrar el balance entre lo que la sociedad y los consumidores exigen con lo que el capital espera lograr de inversión, el mayor reto de un directivo en una compañía. Y hay que hacerlo desde la profesionalización de la gestión. “Somos un país de pequeñas y medianas empresas, y en el mundo de la pyme a veces lo que falta es una estrategia y una definición del propósito. Según pasa la empresa de generación a otra se desvía del propósito y la compañía se acaba vendiendo porque no se ha trabajado el propósito, hay que profesionalizar la estrategia y la cultura empresarial”, concluye.
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