Perspectivas

21 abril 2022

Por qué el líder en el que se confía gestiona mejor

Convertirse en ese líder al que seguir es esencial en un momento en que la realidad supera cualquier escenario empresarial previsto. Descubre las claves para merecer la confianza del equipo y conseguir que todos remen con sintonía y esfuerzo en aguas revueltas.

“El líder siempre está al servicio de los demás”. Los gestores de equipos humanos identifican la entrega como valor esencial de una misión solo viable cuando se cuenta con la participación de todos, pero para conseguir lo mejor de cada uno de sus miembros hace falta motivación, un valor inalcanzable si el líder no gana y merece su confianza.

Desde que la teoría sobre la dirección de organizaciones evolucionó del concepto del jefe al de líder, se ha encargado de diseccionar esta figura y su importancia identificando sus valores esenciales. Estratega pero efectivo, resolutivo pero reflexivo, innovador pero realista, ejemplar pero cercano, son algunas de las consignas en un listado en el que la confiabilidad siempre está presente aunque quizás no con la importancia que merece.

Digitalización, crisis económicas, pandemia, guerras e inflación… la realidad vivida en este siglo ha demostrado que la empresa y el equipo deben saber reaccionar con tiempo a una realidad cambiante, en ocasiones amenazante. Desde la consultora PwC aconsejan, “los directivos deben responder a estos desafíos creando tanta certidumbre como sean capaces” , pero ¿cómo lograrlo?

La confianza como ‘autoritas’

“Esperanza firme que se tiene de alguien o algo”. La segunda acepción de la RAE de la entrada confianza, es igualmente reveladora para identificar la importancia de este valor en el liderazgo empresarial actual: “Seguridad que alguien tiene en sí mismo”.

Desde esta dualidad, es fácil entender que de poco sirve la preparación técnica del líder si no asume su rol en la organización con la autoconfianza suficiente para tomar decisiones en libertad y responsabilidad, y sin merecer la confianza del equipo encargado de llevarlas a efecto.

En este punto, el laboratorio de ideas Foro Ecofin analiza la confianza del líder desde la visión de la autoritas romana. El líder debe merecer esa autoridad moral para creer en él y generar relaciones fiables y estables, que requiere de valores como “empatía, asertividad y resiliencia”.

De este modo, la confianza emerge como una de las cualidades decisivas para que la acción del manager sea realmente efectiva. Mientras el plan del jefe se sigue y ejecuta de forma más o menos brillante, el equipo se apropia del plan del líder en el que confía, dando lo mejor de sí mismo para cumplirlo con brillantez.

Cualidades para aspirar a ser un líder en el que confiar

Asumida que la confianza es cada vez más un ingrediente de éxito para la organización, y de modo muy particular en la empresa de servicios profesionales como los de la abogacía, es importante identificar qué pautas convierten al líder en un líder confiable.

Sería una equivocación entenderlo como una receta única, más bien se trata de unos ingredientes de los que el líder se tiene que apropiar para crear una combinación propia y apropiada a cada organización, momento y equipo.

Líder ético

Solo sobre un principio de justicia e integridad se puede establecer relaciones laborales de confianza. Al equipo se le gana desde el respeto, cuando comprueba que a todos los miembros se les trata con la ecuanimidad que cada uno merece y se cumple con el compromiso asumido. Pero además de en las relaciones interpersonales, esos valores éticos deben ser transmitidos en las decisiones de la gestión de negocio estratégica y del día a día.

Líder creíble

Un valor que conecta con la propia esencia del líder: la confianza se gana por lo que se ve, por lo que el líder hace, no por lo que dice. Si desde la ética el líder gana la confianza como persona, como profesional la merece especialmente por sus decisiones de empresa. Pero no solo se le va a juzgar por lo acertadas o no que sean, también por su habilidad para afrontar el cambio, reconocer limitaciones, dar la cara para asumir responsabilidades frente al error o en momentos difíciles.

Líder realista

El líder ultraexigente de finales del siglo pasado, que identificaba el estrés con la productividad, no demostró gran eficacia en el largo plazo.  Los equipos confían en un jefe que analiza de forma exhaustiva la realidad del mercado y establece planes y objetivos en escenarios realistas, y en ese entorno exige lo mejor de cada uno.

Líder comunicador

Sin comunicación no hay liderazgo, y es aquí donde muchos managers tienen su talón de Aquiles. Los equipos necesitan tener una información suficiente para entender y confiar, y si además la reciben del modo adecuado puede influirles y motivarles. Ellos también necesitan saber que el líder confía en el equipo y delega las tareas dándoles libertad.

Para tener siempre presentes estas premisas conviene establecer rutinas de comunicación, no solo se trata de reuniones o comunicados para temas más estratégicos, también de herramientas de trabajo colaborativo como Slack, Teams o Trello, que bien utilizadas mantienen al equipo informado del día a día.

Pero la comunicación, debe ser bidireccional: sin practicar una escucha activa y empática de cada miembro del equipo, es igualmente imposible ganar su confianza.

Líder crítico

Con el mercado, la organización, los demás y consigo mismo, pero siempre de modo constructivo. La crítica es un ejercicio de continua revisión, convirtiéndose siempre en palanca de mejora. Una práctica que además es más enriquecedora cuando se practica en equipo, pero evitando una perspectiva excesivamente individualizada.

Líder fuerte

El equipo agradece con su fidelidad el respaldado de un jefe o jefa que se crece en los momentos difíciles y actúa con valentía en las decisiones complicadas. Acabamos con otra de las cualidades imprescindibles del jefe confiable, que en la práctica supone sujetar las riendas del equipo en los momentos más complicados y de mayor crítica. Otro ejemplo de cómo el líder que busca el éxito del equipo por encima del suyo propio llega más lejos.