La inflación en el corto plazo, el reto medioambiental en la próxima década, conflictos armados… Recorremos el mapa de los riesgos en 2023 de la mano del Informe Global de Riesgos de Marsh.
La viabilidad futura de la organización depende en buena medida de su capacidad para anticiparse y adaptarse al riesgo. Su gestión es una de las grandes competencias del Consejo de Administración, y para 2023 deberá prestar especial atención a la inflación, crisis de deuda, aumento del coste de vida, disputas geopolíticas y actividad económica ilícita.
Así lo advierte el Global Risks Report , que la consultora de riesgos y correduría de seguros Marsh presenta anualmente junto al Foro Económico Mundial y Zurich Insurance Group.
“El informe subraya que el plazo para actuar frente a las amenazas más críticas a largo plazo se está agotando rápidamente, y que es necesaria una acción coordinada y colectiva antes de que los riesgos alcancen un punto de inflexión”, según explica José María Carulla. El director general de Marsh Advisory, y miembro del Club de Consejos del Instituto de Gobernanza Empresarial, insta “a los líderes a tomar medidas urgentes y coordinadas para combatir el cambio climático, hacer esfuerzos conjuntos entre países, así como potenciar la cooperación público-privada para fortalecer la estabilidad financiera, la gobernanza tecnológica, el desarrollo económico y la inversión en investigación, ciencia, educación y salud”.
Riesgos a corto y largo plazo
The Global Risks Report 2023 recoge los resultados de dos encuestas. La primera, en la que participaron más de 1.200 expertos de empresas, organizaciones y organismos políticos, para identificar las amenazas a las que se enfrenta el mundo. En la segunda se recoge la opinión de 12.500 ejecutivos, a los que se les pidió que señalaran los principales riesgos para hacer negocios en su país, entre ellos España. Un análisis con una doble vertiente de a corto y largo plazo, destacando también una lectura global de los distintos escenarios.
Ranking de riesgos globales en el corto y largo plazo
Fuente: The Global Risks Report 2023
El informe tira de zoom para hacer una aproximación por país a este mapa de riesgos. En el caso de España, los cinco principales que se retratan son:
En la presentación pública del informe, desde Marsh se hizo una llamada de atención al quinto riesgo identificado en el ranking nacional: “España es el único país de Europa junto con Bulgaria en el que la ‘proliferación de actividad económica ilícita’ es un riesgo importante a tener en cuenta según los datos de la encuesta”, se señaló.
Para hacer una aproximación esquematizada a este mapa de riesgos, se agrupan en cuatro grandes áreas.
Entorno macroeconómico
Las advertencias sobre una gran recesión no dejan de sucederse desde diferentes organismos de análisis. Al complejo escenario por la pandemia COVID-19 y las catástrofes naturales, se ha sumado un conflicto entre Rusia y Ucrania que pronto superará el año. El resultado es una desestabilización mundial política y económica en que se vislumbra un nuevo orden aún por definir.
José María Carulla identifica un riesgo de “policrisis”, que define como “un conjunto de riesgos mundiales interrelacionados entre sí con efectos agravantes y consecuencias imprevisibles”.
El problema de la inflación ya se ha visualizado. De hecho, figura para España como el riesgo número uno en el ranking país de este informe. Pero su escala es global y en proporción no vista en décadas, con un efecto de subida del coste de vida que impacta en la población mundial.
La resiliencia vuelve a ser una vez más la capacidad más efectiva para que las organizaciones encaren este escenario, pero desde Marsh se señala que “exige de nuevos enfoques estratégicos para la identificación de riesgos concretos, la toma de decisiones y la preparación”.
Digitalización
La revolución tecnológica va a continuar actuando con su efecto disruptor en las organizaciones. Inteligencia artificial, computación cuántica, biogenética… van a aportar soluciones parciales a aquellos países que puedan permitirse su implantación. Como ejemplo, en el informe se cita su utilidad para hacer frente a las nuevas amenazas sanitarias y la escasez de recursos en los servicios nacionales de salud. Lo mismo ocurre desde otros aspectos tan esenciales como la seguridad alimentaria o la mitigación del cambio climático.
Sin embargo, no todo son ventajas. La tecnología genera riesgos como los de epidemia de desinformación social o una rotación inmanejable de puestos de trabajo, tanto de mono azul como de cuello blanco. Además, su acceso no es equitativo, lo que genera desigualdades sociales dentro de un mismo país y divergencias entre los diferentes estados.
Desde el punto de vista más estricto de la gestión de riesgos, desde Marsh se señala que es imperativo reforzar la resiliencia frente a los riesgos cibernéticos y los ataques a datos, una legislación en permanente cambio y el estricto cumplimiento del derecho a la privacidad.
Clima y sostenibilidad
Los riesgos climático y medioambiental son la preocupación número uno para las organizaciones en la próxima década, pero además para los que se sienten menos preparados a la hora de afrontarlos, según el Informe Riesgos Globales.
Los esfuerzos se centran en los avances hacia una economía cero emisiones netas siguiendo las recomendaciones de la comunidad científica, pero cada vez se evidencia más que para abordar este profundo cambio debe ser también política y económicamente factible.
A este debate se suman nuevas tensiones derivadas de otras crisis aquí comentadas como la bélica o inflacionaria, que requieren de grandes recursos públicos y privados para atajarlas. Como consecuencia, se baraja dos años de demora en los avances de las políticas sobre clima y sostenibilidad.
Con todo, el informe anima a las organizaciones a afrontar los diferentes retos de un modo conjunto, controlando que sus políticas e inversiones vayan reduciendo su impacto climático, cuidando de la biodiversidad, la seguridad alimentaria, y minimizando el consumo de recursos naturales.
Ámbito social: personas
El radar de riesgos también detecta tensiones en el ámbito social. La pandemia por COVID-19 ha tensionado los sistemas sanitarios del mundo impactando en el servicio recibido en una de las materias más sensibles para el ciudadano. Por otro lado, se reclaman nuevas demandas, que en el caso español tienen en la atención a la salud mental uno de sus más claros exponentes.
La inflación y el encarecimiento del coste de la vida erosionan la cohesión social, y las nuevas tecnologías de la información fomentan la polarización. En el terreno laboral los cambios no son menores, la tecnología podría acabar con millones de empleos, aunque también impulsar nuevas profesiones, y el puesto de trabajo se adapta a un nuevo modelo híbrido (semipresencial), lo que también tensiona las relaciones empresa-empleado.
Cambios que suceden en un momento en que los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) han cambiado la sensibilidad inversora, poniendo de relieve que el beneficio empresarial trasciende al balance estricto económico. Los ejecutivos están ahora mucho más concienciados y preparados para avanzar hacia una cultura general de salud y bienestar.