Por: Juan Antonio Casado.
El desembarco de la IA revaloriza la importancia de la gobernanza digital en unas organizaciones obligadas a hacer un mapa de riesgos y oportunidades.
El 44% de las empresas españolas ya aplica alguna solución con inteligencia artificial y el 90% cree que esta tecnología transformará sus negocios en un futuro próximo. Esta estadística demuestra que la aceleración en la implantación de esta nueva generación de herramientas IA obliga a profundizar en el proceso de la gobernanza digital, una evolución que la dirección empresarial gestiona y vigila desde hace ya más de dos décadas para que esta transformación tecnológica impacte adecuadamente en la organización.
Los datos del estudio de la consultora Strand Partners, encargado por Amazon Web Services (AWS), destacan que son los sectores de servicios financieros, manufactura y energía los tres con más temprana adopción de IA. Un conjunto de empresas que se prepara para participar del negocio de cerca de dos billones de dólares, según la estimación de la agencia de datos alemana Statista, que la IA moverá en 2030. Una gran oportunidad que exige preparación.
“En etapas pasadas, los cambios tecnológicos han disrumpido los modelos de negocio y las empresas”, explica Juan Antonio Casado, participante del programa en Consejos de Administración y Buen Gobierno del Instituto de Gobernanza Empresarial, consultor en tecnología y transformación digital de Both Rocks!, Instituto en Inteligencia Artificial: “Dada la velocidad y el impacto de los desarrollos actuales, es más importante que nunca prestar atención a estos avances y darles la importancia, recursos y espacio que merecen, para el beneficio de nuestras organizaciones”.
Y es que “la integración de la IA generativa, incluyendo la actualización y mejora de las capacidades y competencias de los empleados” es, según la encuesta KPMG Global CEO Outlook, la segunda mayor preocupación para los CEO españoles, situándose solo por detrás de la ejecución de políticas ESG. Este estudio, que analiza el grado de confianza de los primeros ejecutivos sobre el crecimiento económico, pide opinión a 1.300 empresas de todo el mundo con una facturación anual superior a los 500 millones de dólares, medio centenar de ellas españolas.
IA, un nuevo desafío para la gobernanza
Para Casado, “la gobernanza digital es un marco normativo y estratégico que define cómo se gestionan las tecnologías digitales dentro de una organización, y por extensión, de la sociedad”. En su opinión, su propósito es “lograr un uso seguro, transparente y ético, maximizando su impacto positivo”. Para lograrlo, debe regular el uso de datos, promover la seguridad y privacidad, asegurar el cumplimiento legal y fomentar una innovación responsable, “buscando un balance entre el aprovechamiento de las tecnologías y la mitigación de riesgos”.
Y en este marco, el desembarco de la IA es para los líderes empresariales una nueva vuelta de tuerca en el objetivo de actuar con agilidad frente a los retos inmediatos, al tiempo que se afianza el crecimiento de la compañía. Y aquí, “el 88% de los CEO españoles siente una mayor presión para garantizar la prosperidad de sus organizaciones a largo plazo”, explican los autores del estudio de KPMG.
La paradoja es sencilla, pero feroz: la IA se identifica como una palanca de crecimiento, si bien obliga a responder con mayor eficiencia a retos ya conocidos como el mayor escrutinio de los grupos de interés en el uso de esta nueva tecnología, la ciberseguridad, el cumplimiento normativo (compliance) o la necesidad -ya citada- de adaptar las capacidades de los empleados a un contexto de transformación.
Uno de los informes que más ha afilado el análisis sobre la nueva gobernanza digital es el New Digital Domain, del IE Centre for the Governance of Change. Su propuesta pasa por medidas de calado que requieren de la colaboración público-privada como una mayor coordinación global de la gobernanza de datos para acabar con la actual balcanización geográfica, la redacción de una declaración universal de IA o impulsar un nuevo organismo (el Digital Stability Board), encargado de establecer las reglas globales en la economía de plataformas.
Pero los líderes empresariales saben que, mientras llegan estas medidas que permitan trabajar en un marco estandarizado y garantista, hay que seguir avanzando. Y esto implica tomar decisiones que aseguren una excelente gobernanza digital de los retos y de las oportunidades.
Desafíos en la gobernanza digital
En realidad, la implantación de la IA solo acelera y complica un proceso ya iniciado con el cambio del siglo: convertir las organizaciones en digitales. Un desafío para el que el consultor de Both Rocks! advierte sobre la importancia de “enfocar la gobernanza digital no solo en la gestión de riesgos, sino también en cómo la tecnología puede ser un habilitador estratégico”.
Para lograrlo, Casado insiste en contar con el personal adecuado. Hay que seleccionar perfiles formados en tecnología y negocio, que además deben estar representados en el consejo de administración o habilitando un consejo asesor y/o asesores externos que ayuden a enfrentar “con la comprensión adecuada” los desafíos que la gobernanza digital hoy plantean:
Nuevas tecnologías: adaptación a tiempo
La rápida evolución de tecnologías como la inteligencia artificial, el blockchain y el internet de las cosas requiere una revisión constante de los marcos de gobernanza. El objetivo es diseñar las políticas de implementación, una vez identificadas las aportaciones que cada tecnología puede hacer al cumplimiento de la misión empresarial, con un buen análisis de riesgos y responsabilidades. Las empresas deben buscar el equilibrio entre innovación -la adopción de nuevas tecnologías- y regulación -el cumplimiento de la Ley-.
Inteligencia artificial: implementación ética
El desarrollo y uso de la IA plantea interrogantes sobre la toma de decisiones algorítmicas, la privacidad y la responsabilidad. Antes de decidir los usos de la IA en el seno de la empresa, sus responsables deben preguntarse qué ocurriría si esas aplicaciones fueran conocidas por los grupos de interés o la opinión pública: ¿se pondría en riesgo su reputación corporativa?
Mención aparte, es la necesidad de que los empleados de la empresa hagan un uso responsable y ajustado al derecho de la generación de contenidos (textuales o audiovisuales) a través de herramientas de IA generativa que garantizan el respeto a los derechos de autor. Del mismo modo, las empresas deben establecer barreras de protección para no ser agentes de desinformación y/o amplificación de noticias falsas.
Ciberseguridad: asegurar su constante evolución
Los ataques cibernéticos se vuelven cada vez más sofisticados, exigiendo una adaptación continua de las medidas de seguridad. El consejo de administración es responsable de asegurar que la empresa cuenta con estrategias de protección actualizadas y efectivas, para lo que debe disponer de los recursos necesarios coherentes a su análisis de riesgo. Además, debe asegurar la continuidad del negocio en el caso de que su seguridad sea vulnerada. En estos puntos es vital establecer una estrecha colaboración con el director de sistemas de información (CIO, Chief Information Officer). También merece una mención aparte la gobernanza de la nube. Los procesos de migración a la nube plantean desafíos específicos en términos de seguridad, además de en cumplimiento normativo y de gestión de riesgos.
Protección de datos personales: gobernanza responsable
La creciente cantidad de datos personales manejados por las organizaciones plantea desafíos en cuanto a su almacenamiento, uso y protección frente a posibles filtraciones. Un objetivo de gobernanza digital aún más sensible cuando las empresas custodian o son puente de acceso a datos sensibles de las administraciones públicas o grandes organizaciones como datos financieros o sobre salud.
Aquí, el consejo de administración debe garantizar que el propio diseño de la plataforma de gestión incorpora requisitos exigentes de privacidad. Se debe impulsar la automatización de procesos para simplificar esta custodia, garantizando su conservación, anonimización y supresión cuando sea necesario. Otro punto importante es la gestión de riesgos derivada de terceros con acceso a los sistemas.
Brecha digital: avance igualitario
La desigualdad en el acceso a las tecnologías digitales puede generar brechas en la participación y el desarrollo de las personas y las organizaciones. Un riesgo que se evidenció durante la pandemia de 2020, cuando muchas empresas comprobaron que no todos sus profesionales y departamentos estaban igualmente equipados y formados para el trabajo en remoto.
Desafíos emergentes: monitorizar qué viene
El proceso de transformación tecnológico tiene en la IA un nuevo hito, pero no el único. Durante la Reunión Anual delForo Económico Mundial en Davos, líderes internacionales advirtieron de que las empresas deben ir estableciendo posiciones frente a nuevos retos como la economía cuántica: “Si creamos el ecosistema de desarrolladores para impulsar las aplicaciones que se van a beneficiar de estas computadoras, empezaremos a crear una industria en torno a la cuántica”, explicó Ana Paula Assis, presidenta de la división de Europa, Oriente Medio y África de IBM.
El impacto de la tecnología espacial, que se considera fundamental para avanzar en el reto contra el cambio climático, estuvo también presente. Y además, advirtiendo de la necesidad de avanzar en la carrera espacial de forma sostenible, considerando la eficiencia en costes y en impacto de cada decisión.
Oportunidades de la gobernanza digital
Detrás de los riesgos descritos hay oportunidades que “el consejo de administración debe convertir en valor adoptando una mentalidad proactiva hacia la gobernanza digital”. Según explica Juan Antonio Casado, “una oportunidad clave es aprovechar la digitalización para transformar el negocio, optimizando operaciones, mejorando la experiencia del cliente y redefiniendo modelos de negocio. Tecnologías como la inteligencia artificial y el análisis de datos pueden crear nuevas fuentes de ingresos y mejorar la eficiencia”. Para avanzar en positivo en estas oportunidades hay que tener presente:
- Eficiencia y productividad. La digitalización de los procesos empresariales puede generar importantes ahorros de costos, aumentar la productividad y fortalecer el posicionamiento estratégico de cada compañía.
- Mejora en la toma de decisiones. La tecnología permite un análisis de grandes volúmenes de datos, ofreciendo unos patrones valiosos: “El uso inteligente de los datos como activo estratégico permite convertir información en conocimiento para la toma de decisiones”, recuerda Casado.
- Fortalecimiento de la relación con los clientes. La digitalización de los canales de comunicación ya ha permitido una interacción más personalizada y eficiente con los clientes. La IA representa una nueva oportunidad para estrechar la colaboración con esos públicos, si bien este cambio será más beneficioso para las organizaciones capaces de definir su aplicación en esta área de forma temprana.
- Generación de nuevos productos y servicios. Las empresas deben seguir preguntándose de qué modo cada tecnología representa nuevas posibilidades para la creación de productos y servicios innovadores. En palabras de Casado, “es esencial fomentar una cultura de innovación, promoviendo la mejora continua y creando alianzas con startups que aporten nuevas capacidades”.
- Avanzar en la transparencia. La digitalización de los procesos puede aumentar la transparencia y la rendición de cuentas de las organizaciones, facilitando uno de los objetivos esenciales de las políticas ESG.
- Contribuir a la sostenibilidad. La reducción de la huella de CO2 es, y seguirá siendo, prioritaria para cualquier organización. El desembarco de las herramientas de análisis de la IA debe estar puesto al servicio de este objetivo, por ejemplo, evaluando el coste medioambiental de un nuevo producto, el ahorro en emisiones de una nueva sede corporativa o flota de transporte, etc.
- Resiliencia ante la crisis. Como último punto, las organizaciones deben identificar en la digitalización una ayuda para avanzar en su capacidad de resiliencia ante crisis como pandemias o desastres naturales.
En resumen, una buena gobernanza digital puede aportar hoy a las organizaciones grandes beneficios. Y para que así sea, la recomendación de Casado es que “el consejo de administración reconozca las ventajas competitivas que ofrecen las tecnologías digitales y las integre en la planificación estratégica. Esto implica evaluar cómo las nuevas herramientas pueden optimizar procesos, mejorar la eficiencia y generar nuevas oportunidades de negocio, además de asegurar que las decisiones se basen en un análisis equilibrado entre riesgos y beneficios”.